#10 El síndrome del objeto brillante
¡Hola! Soy Jesús Luque y esta es mi newsletter Working Smarter.
Todos los miércoles comparto consejos e ideas que te ayuden a potenciar tu productividad digital.
En Internet ocurre un problema.
El ritmo al que se crean nuevos proyectos, tecnologías y aplicaciones es acojonante.
Cada día aparece una nueva forma de realizar una tarea concreta, una nueva función que no conocías o una nueva estrategia que tiene el potencial de revolucionar tu negocio.
Sí. Cuando lo escuchas suena bien, ¿eh?
Olvídate.
Al contrario de lo que decía Barney Stinson…
Lo nuevo no siempre es mejor.
La edición de hoy está patrocinada por Iati Seguros:
¿Tienes pensado hacer un viaje internacional dentro de poco?
Si es así, necesitarás un seguro de viajes que no te cueste mucho y que cubra cualquier improvisto durante tus vacaciones (gastos médicos en caso de enfermedad, accidente o cualquier otra cosa).
He viajado a muchos países fuera de Europa, como Bali, India o China y al principio siempre era un dilema. ¿Qué seguro es económico y cubre lo necesario?
Lo encontré. Desde entonces no he vuelto a mirar otro.
Para mí, Iati —versión estándar— cumple con las tres B: Bueno, bonito y barato.
Además, por ser suscriptor de Working Smarter tienes un 5% de descuento.
📢 Solo quedan CUATRO huecos de patrocinio hasta febrero de 2023. Si quieres aparecer en Working Smarter antes de que suba precios tienes toda la información aquí.
Lo nuevo no siempre es mejor, y en la gestión del conocimiento tampoco
Empecé a tomar notas digitales allá por 2015.
La primera aplicación que utilicé fue una básica del móvil (ColorNote Bloc). Un pósit digital para apuntar cualquier cosa que se me ocurriera y que no quería olvidar.
Empecé a investigar sobre productividad y toma de notas… Y apareció.
El síndrome del objeto brillante.
Nuevas aplicaciones. Una detrás de otra. Cada vez más bonitas y con más funcionalidades.
En cuestión de un año pasé por:
Trello → Tomar notas de forma visual en tableros Kanban con un sinfín de plantillas y funcionalidades.
One Note → Aproveché la cuenta de la Universidad para descargarme One Note (Microsoft) y distribuir mis notas digitales por esta herramienta.
Google Tasks → Extensión de Chrome para tener un checklist de tareas y del entorno Google (se conectaba fácilmente con Gmail).
Google Keep → Entorno Google, y además se sincronizaba bien entre móvil y ordenador, parecía la definitiva.
Notas del Iphone → Acabé teniendo aplicaciones diferentes para ordenador y móvil. Para el Iphone, utilicé Notas.
Asana → Para el ordenador, necesitaba tener un control de mis tareas y de todo lo que apuntaba sobre ellas, así que decidí utilizar un gestor de proyectos profesional (también probé ClickUp y KanbanFlow)
Todas ellas las utilicé durante un tiempo.
Algunas una sola semana y otras un par de meses.
Pero todas tenían un mismo final.
Aparecía una nueva herramienta que “era” mejor y con la que iba a ser más productivo.
Poner el foco en el sitio equivocado
Cuando pones el foco en una herramienta externa, pierdes la noción de lo que haces y el por qué lo haces.
Tenía que modificar algo, ya que el coste continuo de cambiar de aplicación era enorme.
Decidí pensar cuáles eran mis necesidades, que tipo de sistema o hábitos llevaría a cabo y cuál es la herramienta que mejor se adaptaba a MÍ.
En vez de elegir una herramienta y adaptarme a ella.
Le estuve dando vueltas varias semanas, y llegué a la conclusión de que necesitaba una aplicación que:
Pudiese escribir notas en distintos formatos (subrayados, tablas, encabezados…) y que sea multidispositivo (móvil y ordenador)
Tuviese un buscador avanzado para no solo encontrar el título de la nota, sino cualquier mención de la palabra dentro de cada nota
Que se integrara con Google Chrome y con otras aplicaciones que utilizo para capturar la información fácilmente
Que pudiese compartir mi conocimiento creando un enlace rápidamente
Tras un par de días investigando, elegí Evernote.
Tres nuevas necesidades a incorporar en mi sistema
He utilizado Evernote casi cuatro años.
Una aplicación simple, sencilla y con todas las funcionalidades que necesitaba.
Sin embargo, en 2021 me di cuenta de que mis necesidades habían cambiado. Mi cerebro digital había evolucionado tanto que necesitaba incorporar tres requisitos a mi lista de necesidades y que hicieron decantarme por Notion.
Una interfaz bonita
Cuando entraba a buscar una nota que llevaba años sin utilizar, me chirriaba la vista.
Un texto largo y poco legible me dificultaba lograr mi objetivo.
Me di cuenta de que necesitaba una página visual, organizada y atractiva que mejorase todo este proceso.
La gestión de proyectos
Utilizar diferentes aplicaciones para lo mismo resultó ser un sin sentido.
Quería que la gestión de tareas y proyectos formase parte de mi cerebro digital, y en Notion podía llevar un control claro y eficaz del estado de mis proyectos y de mis prioridades.
Las conexiones entre notas e ideas
Nuestra mente está diseñada para realizar conexiones entre nuestras ideas, y en papel esto es misión casi imposible.
En Notion es tan fácil como escribir un @ y enlazar la nota que quieras. De esta forma, cada vez que reutilices alguna nota, puedes revisar todo lo que hayas escrito anteriormente y que tenga que ver con ese concepto.
Saltar de una a otra cuando lo necesites.
Crear el entorno para encontrar patrones y que se te ocurran nuevas ideas.
Conclusión
¿Y tú? ¿Has caído alguna vez en el síndrome del objeto brillante?
En ese caso. Para.
Piensa y entiende el por qué haces las cosas.
Empieza a adaptar el entorno a ti y que no seas tú el que te adaptas al entorno.
Evita el ruído.
Céntrate.
Si necesitas seguir aprendiendo sobre gestión del conocimiento. En esta newsletter escribo un email a la semana con consejos como el de hoy y puedes recibirlos dejando tu email aquí debajo.
Es gratis y puedes darte de baja cuando quieras.
Un abrazo,
Jesús.-